jueves, 29 de enero de 2009

martes, 20 de enero de 2009

Símbolo de convivencia.


Un artículo de Elvira Lindo:

En mi vida he llevado una bandera en la solapa; por supuesto, no se me ha ocurrido colocarla en ningún lugar de mi casa, ni he sentido orgullo cuando la he visto izar en un acto oficial. Parte del año vivo en un país, Estados Unidos, en el que la bandera está omnipresente: en casas particulares, en restaurantes, en jerséis, en miles de souvenirs, en abriguitos de perro, en abrigitos de niño. Siempre he entendido este abuso como un signo del exagerado nacionalismo americano mezclado con una incurable excentricidad. Aunque nadie señala a nadie por vestir la bandera. A muchos americanos puede parecerles hortera ese exhibicionismo pero pasan de él de la misma manera que miran sin mirar al individuo que se pasea por Broadway con una serpiente enroscada al cuello. Respeto máximo a las extravagancias ajenas. Aquí, desde luego, distamos mucho de ser así. Estamos acostumbrados a ejercer nuestro juicio crítico (o criticón) a cada momento, y cuando vemos que un ciudadano luce la bandera española, aqunque sea en un objeto tan discreto como el llavero, inmediatamente creemos saber de qué pie cojea. La bandera española no tiene una imagen normalizada en nuestro país, y creo que los que dificultan esa normalización son los que, por un lado, la exhiben de forma amenazante, y por otro, los que la detestan. Vivimos en un país democrático y, por tanto, ambas posturas son respetables, pero creo que el nivel de crispación innecesario que provoca la bandera descendería si fuéramos capaces de entenderla como lo que es, el símbolo de una comunidad de ciudadanos, es decir, un símbolo de convivencia. De la misma manera que la presencia de la banderaza roja y amarilla en la plaza de Colón me parece invasiva y antiestética, no he entendido tampoco los problemas que ciertos políticos nacionalistas tenían en hablar con la bandera de España a sus espaldas cuando estaban en alguna institución española en el extranjero; me parecía desleal con el estado que les ampara.
Creo que la gran lección de normalidad con respecto a la bandera española la han dado nuestros deportistas y sus seguidores, gente en su gran mayoría muy joven. El triunfo de la selección española de fútbol en la Eurocopa fue una experiencia definitiva. Se trataba de un juego y de una celebración. Es cierto que hay espíritus simples que sienten que su espítitu patriótico se enciende en esas ocasiones pero, en general, se trató de la alegría que provoca el triunfo en una competición (y lo digo yo, que también me siento lejos de las alegrías colectivas).
Treinta años después del fin de la dictadura me gustaría que la bandera española se viviera como un símbolo democrático, nada más que eso. Para mí es suficiente. No hace falta que esos dos colores contengan un sentido "identitario", ni cultural, ni tan siquiera histórico, sino que sean el síntoma de que en nuestro país, personas de muy distinto signo, patrióticas o no, pueden convivir civilizadamente.

domingo, 18 de enero de 2009

Rueda de prensa sin preguntas.

La portavoz de ICV-EUiA en el Parlament, Dolors Camats ha declarado que su formación está sufriendo: "un acoso mediático y político". Yo la contestaría que ese es uno de los precios del poder, cuando mandas te caen críticas. Pero lo más importante para mí de esta "rueda de prensa" es que no admitiese preguntas de los periodistas. Políticamente, para mí, esa actitud dice mucho y define a una persona y a una formación. Y periodísticamente no se corresponde a la jerga profesional... Lo que hizo Dolors Camats no fue una rueda de prensa, lo que hizo fue emitir un comunicado. Mal van las cosas cuando el poder no acepta preguntas, mal van las cosas cuando el poder no quiere responder.

Judios y árabes juntos en Eurovisión.

Israel enviará a la próxima edición de Eurovisión al dúo judeo-árabe compuesto por Noa y Mira Awad, que será la primera de su comunidad en representar al Estado judío en el festival. Por lo visto fue Noa la que puso como condición ir acompañada de Awad para difundir juntas un mensaje de paz.
Lo que una la música que no lo separe la política. Para mí, desde ya, este dúo tiene twelve points...

sábado, 17 de enero de 2009

Un chiste buenísimo con patas


Juan Manuel de Prada en el ABC:

MAGDALENA Álvarez no es un chiste malo, como afirma Montserrat Nebrera. Magdalena Álvarez es un chiste buenísimo con patas, un chiste cuyo acento andaluz nos impide reparar en la verdadera naturaleza de su humor, que reside en el donaire de sus conceptos. El humor de la ministra Álvarez suele ser absurdo, a mitad de camino entre el Groucho Marx de Sopa de ganso y el Miguel Mihura de Tres sombreros de copa. A un diputado que le censuraba que desde el Ministerio de Fomento se hubiese filtrado un vídeo sobre el accidente de Barajas la ministra Álvarez le espetó, toda indignada:
-Pero, ¿qué respeto tiene usted por las filtraciones?
Tampoco son extraños al humor de la ministra Álvarez los alambicados galimatías y los retruécanos grotescos; y así, para excusar sus tropezones lingüísticos, se ha explicado de la siguiente manera:
-Cuido tanto hablar, el hablar, que hablo peor, porque si hablara como siempre he hablado (...), pues me costaría menos porque pienso más rápido que estoy hablando.
A lo que nosotros podríamos responder, al estilo de aquel Feliciano de Silva parodiado por Cervantes: «La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece que, con razón, me quejo de la vuestra fabla». La ministra Álvarez piensa mucho lo que habla para que no pueda decirse de ella lo que Baltasar Gracián decía de la mujer, «que primero ejecuta y después piensa»; pero más le valiera que la tildasen de irreflexiva, porque reflexionando tanto sólo demuestra que sus conexiones neuronales son lo más parecido que uno pueda imaginar a un bebedero de patos. La expresión oral de la ministra Álvarez adolece de una dicción que piadosamente calificaremos de garrafal; y está, además, infestada de tal enjambre de anacolutos, inconsecuencias, tautologías, solecismos y demás inmundicias sintácticas, que uno, al escucharla, tiene la impresión vertiginosa de estar retrocediendo a un estadio remotísimo y elemental del lenguaje, allá donde el hombre aún sentía nostalgia del australopiteco. Claro que, ¿quién ha dicho que para ser ministro de progreso haga falta renegar del australopiteco de nuestras entretelas?
Los andaluces tienen acento, como lo tiene cualquier hijo de vecino; pero la dicción garrafal y la sintaxis inmunda no tienen una explicación geográfica, sino cultural. Se puede tener acento andaluz y una dicción limpia; se puede tener acento andaluz y una sintaxis esmeradísima. Yo incluso me atrevería a decir que los andaluces son quienes tienen, entre los españoles, mejor dicción y sintaxis; y por ello siempre han prohijado a los más cincelados poetas. A Montserrat Nebrera le cuesta comprender el acento andaluz, como a un andaluz le cuesta comprender el acento catalán; pero el problema de la ministra Álvarez no es de índole geográfica, sino cultural. Habla como lo haría un analfabeto; pero no como uno de aquellos analfabetos de antaño, que aprendían a hablar escuchando y leyendo el libro abierto de la naturaleza, sino como un analfabeto de hogaño, que sólo ha escuchado los sermones de su líder político y leído los prospectos publicitarios del partido que lo ha aupado a una dignidad que no le corresponde; sermones y prospectos de dicción garrafal y sintaxis inmunda que se han contagiado a su habla. Montserrat Nebrera, que se piensa menos lo que dice que la ministra Álvarez, lo ha formulado de forma expeditiva; y enseguida se le han echado encima, por solidaridad evolutiva, los australopitecos. Entre quienes, naturalmente, se cuentan sus compañeros de partido, esos señores a los que, según la doctrina establecida por cierto sabio getafense, votan los tontos de los cojones. Y, como unos señores a los que votan los tontos de los cojones han de ser, por necesidad, tontos al cuadrado con los cojones encogiditos, esto es, tontos útiles y acomplejados, le han abierto expediente a Nebrera, mientras al sabio getafense le hacen homenajes sus correligionarios. Y, como además de tontos útiles son tontos de baba, regalan a Montserrat Nebrera un libro de Juan Ramón Jiménez, el poeta que pedía a la inteligencia el nombre exacto de las cosas. No saben, los muy tontos, que a Juan Ramón le habrían dado los siete males, si hubiese oído hablar a la ministra Álvarez.

Cegados

La opinión de David Chacón, Concejal de C´s en Viladecans:



El Estado del Bienestar no es una invención de la democracia moderna, ni de los políticos progresistas, ni mucho menos, de los partidos de socialistas. El estado del Bienestar es un acuerdo entre los gobiernos y la ciudadanía para establecer unas prestaciones que permitan garantizar la calidad de vida del individuo.

El Estado del Bienestar no tiene un origen único. En Europa ya existían los sistemas comunales escandinavos en la época Pre-románica. En Inglaterra, en el siglo XVI, se promulgaban leyes de protección por parte del estado a los pobres. En Asia los emperadores chinos, en el siglo XI, ya asumían la obligación de proveer a sus súbditos de los medios para una vida decente. Con estos antecedentes y un cúmulo de factores socio-económicos de la revolución industrial, en el siglo XIX, la mayoría de países desarrollados presionados por la clase obrera asumieron que el Estado debería ser quien garantizara el llamado bienestar social (sanidad, vivienda, educación, servicios sociales, pensiones, protección del empleo y desempleo...).

Indiferentemente de los cambios de regímenes, gobiernos, estados y economías desde el siglo XIX, los poderes siempre han asumido este deber, con mayores o menores obligaciones, con más o menos acierto.

Y precisamente poco acierto es lo que este año en Viladecans ha tenido el equipo de Gobierno al realizar sus presupuestos. Por ello Ciutadans expuso que el planteamiento de los presupuestos del grupo PSC era errático al no reflejar los cambios sufridos en la realidad social de los ciudadanos de Viladecans.

El equipo de gobierno presentó unos presupuestos que para Ciutadans dan una línea continuísta de servicios y prestaciones acordes a economías en crecimiento y con superávit, en una sociedad donde una gran mayoría tienen una estabilidad económica garantizada. Algo que para Ciutadans esta muy alejado de la realidad.

En Ciutadans consideramos el empleo uno de los pilares del Bienestar social. Hemos seguido muy de cerca el estado del desempleo en Viladecans y hemos mostrado nuestra preocupación con diferentes artículos, a la vez que planteado más de una vez al equipo de gobierno nuestra preocupación por el continuo, imparable e incesante aumento del mismo.

En Viladecans el número de desempleados se ha incrementado en tasas del 9% a finales del 2007 hasta tasas del 14% en 2008. Un incremento de 1.406 personas, de 2.615 a 4.021. Un número que no ha dejado de crecer y que cada mes aumenta más respecto al anterior.

Con esta situación, en Ciutadans no podemos entender que este ayuntamiento, en sus presupuestos, destine menos dinero para ayudas, subvenciones y becas. Algo que permite que muchos Ciudadanos tengan un nivel mínimo de calidad de vida y para algunos hasta asumir las cuotas de los servicios públicos. Porque, por desgracia, en Viladecans lo público y lo gratuito son en pocas ocasiones un mismo concepto.

Tampoco podemos entender que se continue ignorando la asociaciones cívicas que desarrollan su actividad en Viladecans. Asociaciones que han manifestado en diferentes actos sus inquietudes por el aumento de su trabajo y de las personas que acceden a sus servicios de caridad. Se continúan haciendo congresos donde la clase política habla de implicación en resolver el problema del 4º mundo, pero al llegar los presupuestos todos estos ciudadanos son obviados.

Tampoco podemos entender la falta de inversión propia de este ayuntamiento que se reduce de 6.500.000 a 4.500.000 de euros, cuando la administración local podría y debería ser motor de la economía local, además de poder ser generadora de empleo propio. Las partidas extraordinarias de inversión procedentes del estado, no son excusa válida para la falta de iniciativa propia. Esta inversión fue anunciada mucho después de que todo el proyecto de presupuestos estuviera realizado. Por entonces la poco voluntad inversionista ya estaba escrita y sellada.

En Ciutadans vemos en la línea marcada en estos presupuestos por el equipo de gobierno la no percepción del cambio de ciclo económico de la ciudadanía de Viladecans. Una ceguedad que provocará en 2009 el desamparo, la exclusión y la desprotección corporativa de una gran parte de la ciudadanía.

jueves, 8 de enero de 2009

Diagnóstico

Columna de Ángel de la Fuente en El Periódico de Catalunya.


La economía española presenta dos desequilibrios que complican mucho nuestra situación. El primero es un elevadísimo déficit por cuenta corriente, que se sitúa en torno al 10% del PIB. La enorme diferencia entre lo que compramos y lo que vendemos fuera ha de financiarse con capital extranjero, lo que resulta cada vez más difícil y nos deja en una situación muy vulnerable en el contexto actual.
El segundo es la hipertrofia del ladrillo. En 1995 el sector de la construcción representaba un 6,9% del PIB y un 9,5% del empleo español. En 2007, estas cifras se habían elevado en un 50% hasta alcanzar el 11% del PIB y el 13,9% del empleo, lo que supone en torno a 2,7 millones de puestos de trabajo a los que habría que añadir un buen pico en otros sectores muy dependientes de la venta de viviendas.
Simplificando mucho, una parte importante de nuestro problema actual es que tenemos a 1 millón o 1,5 millones de personas produciendo cosas invendibles. El reto consiste en trasvasarlas a otras actividades que puedan ser viables a largo plazo: en que dejen de hacer casas y muebles de cocina que el mercado no puede absorber y empiecen a producir bienes y servicios de mayor valor añadido que podamos vender fuera a precios competitivos.
Casi nadie niega ya que en la situación actual es necesaria una política fiscal expansiva que ayude a sostener la demanda y el empleo. El Gobierno ha tomado medidas urgentes en esta dirección, entre las que destaca un fuerte incremento de la inversión pública que se canalizará en buena medida a través de los ayuntamientos. El impacto de estas medidas será seguramente positivo pero, puestos a gastarnos muchos miles de millones luchando contra la crisis, conviene no perder de vista el diagnóstico que acabo de esbozar. Si nos gastamos toda la pólvora en poner a la gente a hacer zanjas, dentro de un par de años seguiremos teniendo los mismos problemas de fondo y una situación fiscal mucho peor.
Hoy por hoy, un aumento del gasto público es sin duda necesario pero, para que sea efectivo a largo plazo, debe ser parte integral de una estrategia bien pensada para avanzar hacia una economía más competitiva.

martes, 6 de enero de 2009