Verás, la cosa no es tan sencilla como crees. Aquí los que mandan han decidido que el pueblo son ellos junto con quienes les obedecen sin rechistar, nadie más. Y los que nos oponemos a su dictadura somos automáticamente enemigos del pueblo y por tanto merecemos los peores castigos. ¡El pueblo! Hace tiempo era una hermosa palabra, noble y solidaria. Pero después se ha convertido en la justificación de todos los atropellos y en la coartada de quienes quieren gobernar sin críticos ni rivales. Mira,al pueblo le pasa como a Dios: lo malo son quienes hablan en su nombre.
FERNANDO SAVATER. El Gran Laberinto.
lunes, 11 de abril de 2011
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