martes, 13 de octubre de 2009
Confesiones de un político
De todos modos, debo reconocer que tampoco me ha quitado nunca el sueño ese género de ataques. Uno no puede dedicarse a la política y tener la susceptibilidad a flor de piel. Lo mío está más bien en el extremo opuesto. Tengo piel de paquidermo, y las situaciones conflictivas, lejos de deprimirme, me hacen más combativo. Y no es que sea masoquista. Lo creerán o no, pero nunca he sido ambicioso sino un idealista, con algún toque de pragmatismo. Yo sabía que con estas cargas y las de otras tantas, personales o políticas, lo más que podían conseguir es lograr mandarme fuera de la política, mandarme a casa. Y eso era precisamente lo que en el fondo de mi corazón he deseado diempre. Yo he sido un político "malgré moi", lo crean o no lo los que me lean.
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